El Amor en tiempos de redes sociales

La era del TQM

Prácticamente cualquier persona sabe qué quieren decir las siglas TQM, y si no es así será porque no ha estado en contacto con las redes sociales y los SMS (short message service) o “mensajitos”, que han transformado los códigos para expresar afecto, amistad, coquetería o incluso amor.

En toda época, pero sobre todo en febrero, el “mes del cariño”, millones de personas, en especial jóvenes, firmarán sus mensajitos con la clave TQM (te quiero mucho), una aberración para los puristas del idioma y una sustitución práctica para ahorrar caracteres, según se vea. Asimismo, en redes sociales como Facebook y Twitter no faltará esa expresión, acompañada por los emoticonos: esos enigmáticos rostros que sonríen, guiñan el ojo o se carcajean, hechos a base de signos de puntuación.

En aumento

En promedio, nueve de cada 10 jóvenes utilizan los mensajes, en tanto que solo dos de cada 10 adultos y muy poca gente de la tercera edad lo hacen, según el estudio de los lingüistas españoles Antares López, Aída Simarro y Nerea Rubio.

Se calcula que en Guatemala hay 4.8 millones de personas de 10 a 24 años, según datos del Informe de Desarrollo Humano Guatemala del PNUD, y hay cerca de 17 millones de aparatos de telefonía celular, que cuentan cada vez con más servicios, como Internet, acceso a redes sociales y servicio de mensajes de texto o multimedia. Aunque se solicitó a las compañías telefónicas un estimado de la cifra de mensajitos enviados en el país, no fue posible obtener tal información, por razones de estrategia, dijeron.

A escala mundial, la firma ABI Research calcula que en el 2011 se enviarán siete trillones de mensajes, entre SMS, MMS (multimedia Messaging System) y correo electrónico, cifra que triplica la del 2007, y sigue creciendo.

De acuerdo con eso, en el mundo se envían cerca de 200 mil mensajes de texto cada segundo, con una cifra de ventas que promedia US$14 mil por segundo.

Aunque hay gran variedad de intereses y contenidos posibles, las relaciones afectivas, en diversos grados, ocupan buena parte del intercambio de mensajes.

Conquista virtual

Cuando alguien busca una pareja en redes sociales puede “solicitarle” su amistad en Facebook, y depende de ella aceptar incluirlo en su red, explica Frank Pineda, ejecutivo de Fox International Channels Guatemala.

En cambio, el sitio Twitter —integrado por mensajes de 140 palabras o menos— es más abierto y menos selectivo. “Observo cómo todas las patojas se contactan con todos los patojos en forma abierta, y a los gays, destaparse”, asevera Leonardo Rosales, representante de .Fox Networks.

Fruto de esta red en crecimiento, un grupo de “twitteros” acostumbra como punto de reunión, por ejemplo, el bar Rattle’n Hum, todos los martes.

De acuerdo con Pineda, las redes se han convertido en un espacio que permite expresar cosas que en otro medio u época no se decían. Desde los mensajes cordiales hasta los atrevidos, sobre todo cuando se acerca el 14 de febrero, día del amor y la amistad.

Además, las redes permiten conocer más gente sin salir de casa. “Te cambia el estilo de vida”, comenta Rosales, quien advirtió de los riesgos, si alguien olvida que no se puede conocer a fondo a alguien solo por esta vía. Durante la entrevista los ejecutivos no soltaron sus teléfonos multifunción, para seguir comunicándose, por asuntos de trabajo, claro.

Los teléfonos multifunción han permitido el acceso a mensajes multimedia e internet.

Alteran la socialización

Hay quienes son más críticos acerca de esta forma de relaciones. Según el sociólogo y antropólogo Danilo Palma, el fenómeno de las redes tiene sobre el lenguaje un efecto similar al que tuvo el telégrafo, pero antes era por ahorro de costo. “El mensaje sin adornos es como un esqueleto sin carne”, opina. Aunque el costo no es ahora el problema, es difícil agregar matices a un mensajito, “pero por las prisas y distancias casi se toma como una conversación personal”, sostiene. Algo similar ocurre con los contactos a través de redes sociales.

La psicoterapeuta Elena Viau de González observa que aunque los mensajes entre las parejas o amigos salvan tiempo y distancias, paradójicamente provocan abismos en la intimidad de las personas. “Es común el uso de frases estereotipadas para expresar el amor”, refiere. Esto contrasta con lo usual décadas atrás, cuando los enamorados eran ingeniosos y creativos para poner en palabras únicas sus sentimientos, explica la especialista.

Francisco Albizúrez Palma, subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua, es más optimista, porque ve estas expresiones de amor mucho más liberales, sueltas y atrevidas. “Antes éramos más recatados y se ocultaban más los sentimientos”, asegura.

Carlos Interiano, comunicador y semiólogo, considera que no se puede juzgar a la juventud con cánones de pasadas generaciones, pues cada época vive el romanticismo con sus propios códigos de significado y práctica social.

Rutas de la lengua

Desde los primeros correos electrónicos, y después en los mensajes de texto por celular, el lenguaje empezó a ser acoplado al soporte, y resultaron términos como zmoak: besos; tqm, te quiero mucho; tk+, te quiero más; T kiero; y T qiero.

El estudio de López, Simarro y Rubio sostiene que los SMS empobrecen la lengua, aunque otros académicos opinan que es parte de la evolución del lenguaje humano.

Según Albizúrez, estos son códigos de gran liberalidad y soltura que incluso trascienden idiomas y no están sometidos a normas. “No vemos con alarma ni preocupación excesiva estas nuevas formas de comunicación. El chat, los blogs y los SMS son prueba de que el idioma está vivo, es dinámico y está cambiando. Estas nuevas formas de escritura son para verlas con simpatía”, expresa.

Interiano asevera que esta dinámica de comunicación de la juventud privilegia lo funcional frente a lo gramaticalmente aceptado, pues aplican la ley del menor esfuerzo. “Esto hace palpable la propuesta de una sociogramática que interprete estas nuevas formas de comunicación”, expone.

Rostros evocados

Mientras tanto, los emoticonos son diminutos rostros hechos a base de puntos, comas, guiones. Aunque parecen de origen informático, surgieron en 1881, a partir de una interpretación humorística de la telegrafía, en la revista satírica Puck, de EE. UU. El paso de este ícono al universo informático fue un siglo después, en 1982, cuando Scott Fahlman, un profesor de Informática, incluyó al final de un mensaje electrónico los símbolos :- ) y a partir de ello la imaginación siguió transformando la manera de expresar sentimientos sin palabras a través de “gestos”.

POR ANA LUCÍA GONZÁLEZ Y BRENDA MARTÍNEZ / PRENSA LIBRE