Por Jessica Osorio – Siglo 21.
Cada 8 de marzo se celebra en el mundo el Día Internacional de la Mujer, y para dimensionar el papel de las féminas en el país, un equipo de Siglo.21 se desplazó hasta Quezaltepeque, Chiquimula, para conocer el proyecto de Autogestión Comunitaria del Agua que impulsó un grupo de mujeres ch´orti´ en la aldea el Pinalito, con el apoyo de la Asociación Regional Campesina Chortí (Asorech) y otras organizaciones.
La historia se desarrolla en medio del calor, las enfermedades y falta de saneamiento, típicas de esa región semiárida, la cual se relata en este Foro.21.
Las adversidades climáticas combinada con la ausencia de infraestructura básica en sus comunidades motivó al grupo de mujeres ch´orti´ a buscar alternativas para evitar que sus hijos continuaran sufriendo debido a la falta de agua potable en su localidad, situada justo en el corazón del Corredor Seco. Esta zona abarca los departamentos de Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, El Progreso y Baja Verapaz, entre otros, en donde las condiciones climáticas agudizan el acceso a los alimentos y al agua.
Cada vez que doña Gregoria Méndez abre la llave del chorro ubicado en el patio de su casa, respira de alivio y se remonta a los días en que salía de madrugada (a veces a las dos de la mañana) junto a otras mujeres para transportar agua de una distancia de diez kilómetros.
Hace 25 años, en el área, las infecciones gastrointestinales estaban a la orden del día y por su causa las personas morían. No había señales de apoyo de las autoridades. Solo estaban los restos de un proyecto antiguo de pilas que nunca funcionó.
Cómo introducir agua
En una comunidad cercana había una asociación que ayudaba a la población para ejecutar sus proyectos. En 2006, Méndez asumió como presidenta del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode), y el primero y único punto en su plan de trabajo era ¿cómo introducir el agua potable en la comunidad?
“Empezamos las gestiones como Cocode. Creo que los hombres nunca pensaron lo mucho que se podía hacer”, recuerda con una sonrisa la dirigente, quien cuenta con las expresiones aseverativas de varias compañeras que le acompañan durante la visita de Siglo.21.
Méndez prosigue con su relato y recuerda cómo tocaron las puertas de la Municipalidad, pero las remitieron a la Asorech, adonde canalizaron su necesidad y pidieron apoyo para introducir agua en la comunidad.
El proyecto de Autogestión Comunitaria del Agua fue aprobado de inmediato por la organización, y su objetivo fue que la misma población administrara, operara y diera mantenimiento a la infraestructura constituida por 28 chorros, para igual cantidad de familias, el cual tuvo un costo de Q340 mil y que se perfeccionó dos años después, aunque permanece en evolución.
Gracias a la implementación del proyecto, se reporta una disminución del 50 % en enfermedades gastrointestinales en niños y adultos.
Agua y desarrollo
Implementar el sistema de agua potable abrió las puertas a más desarrollo, y prueba de ello es que en la comunidad ahora funciona un molino, una iglesia, sumideros de aguas grises, unas pilas domiciliarias y un salón comunal que se utiliza en ocasiones como un centro de salud.
Las nuevas generaciones de mujeres en la comunidad reconocen el aporte y liderazgo de Méndez y Reina Julián.
Rosa Elena Miguel recuerda las historias de personas mayores, quienes le describen cómo transportaban el agua al lugar, mientras que Elodia Méndez, actual tesorera del proyecto, resume: “Ellas me motivan”.
Elías Cruz, miembro de la Asociación de Desarrollo Integral de San Jacinto (Adisja), elogia el ímpetu de las mujeres de Pinalito, y afirma que ellas tienen razón cuando describen su esfuerzo y lo que tuvieron que trabajar para lograr el desarrollo. “Es cierto, esto estuviera muerto. Este lugar avanzó gracias a ellas”.
Proyectos modelo
En coordinación con la Fundación Avina (organización latinoamericana para impactar el desarrollo sostenible por medio de condiciones favorables), se buscan alianzas para replicar este modelo en varias comunidades de la región Ch´orti´. Incluso, Lili Soto, gerente regional de Agua de Avina, afirmó que el plan impulsado en el área es un ejemplo para la región. Gracias al trabajo en conjunto entre Avina, Asorech y la embotelladora Femsa, “se ha logrado canalizar recursos económicos para permitir que más familias del área rural de Chiquimula tengan acceso al agua para consumo humano”.
El proyecto Gobernabilidad del Agua de Asorech se inició en 2005 y cuenta con el apoyo del Reino de los Países Bajos. “Tenemos varios proyectos, no solo en esta comunidad sino en varios municipios de Chiquimula y Zacapa, en donde el fin es tener agua en cantidad, calidad y de manera oportuna”, describió Leonardo Alarcón de Asorech.
Gestión local
– El Pinalito, Quezaltepeque, se encuentra a 25 kilómetros de la cabecera departamental de Chiquimula. Sus pobladores pertenecen al Pueblo Maya Ch´orti´.
– En la comunidad se han implementado jornadas de capacitación para el manejo, cuidado y funcionamiento del sistema de agua potable. En el área, los pobladores pagan una cuota anual de Q60 por el servicio y cuentan con un reglamento para el uso de dicho sistema.
– Se estima que en el país solo el 48.8 por ciento de los hogares tenía acceso al agua para uso doméstico en 2001, según un informe publicado por Eduardo Baumeister en la serie Cuadernos de Desarrollo Humano.
– Un informe de Asorech explica que “uno de los casos de éxito en la gestión comunitaria del agua fue creado por esa organización en 2000 y que involucra a 9 municipios de la región Ch´orti´, una de las áreas más pobres de Guatemala.
– El proyecto se encuentra a más de cuatro horas de la capital, en un área con pocos accesos, pero los planes impulsados por las mujeres han cambiado el estilo de vida en esa comunidad.
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