Una colorida noche de feria cachacera

Feria de Quezaltepeque

Empieza a caer la noche, se escucha la música y la alegría que hay en el parque central, en donde están instalados los juegos mecánicos. Se siente el olor a carne asada de las churrasquerías que están en los alrededores, mientras un presentador con camisa de mangas largas y corbata comienza a dar la bienvenida en el escenario que está frente a la comuna local: todo indica que es el momento para comenzar a divertirse y pasar una noche amena en la feria patronal de Quezaltepeque, Chiquimula.

Puestos comerciales hay por todos lados, vendedores ambulantes, champas improvisadas y algunas bien plantadas. Hasta el corredor de la municipalidad está lleno de comerciantes de recuerdos típicos de Guatemala. Incluso el interior del antiguo Centro de Salud de esta villa pasó a ser provisionalmente, el puesto de los afamados Churrascos de Noelia, que vienen cada año y atraen a muchas personas por su excelente servicio y su exquisito sabor.

El tradicional ponche de leche con piquete -aunque más de alguno se atreve a pedirlo sin leche- no falta en la esquina del mercado municipal, el cual también está ahora rodeado de ventas de garnachas y empanadas. Frente a la entrada de la iglesia católica, en uno de los puestos de la feria se escucha decir: “El mundo se tambalea, tu nana se llama Juana, en vez de orinarse en la bacinica, se orinó en la palangana… ¡El Mundo señores, El Mundo!”, y alguien que grita “¡Lotería!”.

Los motores de los juegos mecánicos ensordecen a los que pasan cerca de ellos, pero no es una excusa para subirse y liberar un poco de adrenalina.

A un lado de la cancha de baloncesto, cerca de los juegos mecánicos se encuentran los juegos del tiro al blanco, el futillo y los ticos, que son algunos de los entretenimientos preferidos de los jóvenes y niños.

Luego de recorrer la feria, no se puede regresar a casa sin dar un vistazo al baile que el comité de feria ofrece cada noche en el gimnasio municipal, con la participación de grupos musicales foráneos, especialmente de la capital, y alguno de Chiquimula, como Discovery, una moderna discoteca rodante, que ofrece una exquisita variedad de sonidos y luces para deleite del público.

Así, entre carritos locos, rueda de caballitos, “balazos” del tiro al blanco, elotes locos, manzanas con miel –y un montón de pintura-, el desafinado tono del narrador de la lotería, música contagiosa lo mismo que estridente, hombres, mujeres y niños luciendo ropa nueva -estrenos les llamamos por aquí- y el infaltable bolito sabelotodo transcurre una noche de feria en la tierra cachacera. Véngase, a celebrar todos los años en la segunda semana de noviembre; aquí hay un lugar para que usted se acomode donde quiera.

Por Billy Quijada
Fotos: Billy Quijada y Juan Samayoa
Edición: Lic. Conrado Monroy

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