Se casaron y fueron felices para siempre… ¿cuánto daño es necesario soportar para que esta frase se haga realidad? Es sorprendente la poca cantidad de parejas, que en verdad buscan ayuda psicoterapéutica cuando viven en conflicto de relaciones. Hola mis queridos lectores, gracias a que muchos se han preocupado por leer mis artículos y a sus comentarios, unos para halagarme y otros para maltratarme, escribo nuevamente esta nota y la comparto no con el fin de hacer publicidad, no es mi interés, sino de ayudar a aquellos que con estas lecturas puedan reflexionar y cambiar el rumbo de sus vidas.
Y mi nuevo artículo es el resultado de las parejas que se han acercado a mí en la clínica, en busca de ayuda para mejorar sus relaciones… todo comenzó así: Estoy almorzando en un restaurante, frente a mí un hombre y una mujer discuten. Entre el ruido de afuera y de adentro, logro escuchar algunas de las cosas que se dicen. Ambos se reprochan conductas de ahora y de antes. Ella dice:
- Porque te tienes que acordar, Guillermo, que te fuiste de la cama sin decirme nada, nada. Te fuiste a tomar con tus amigos y me dejaste plantada y después volviste como si nada y te pusiste a dormir… ¡A DORMIR!
- ¡No sé que tiene que ver eso con esto otro. Peor lo que me hiciste tantas veces cuando te pasabas horas hablando con Karla y yo me moría de hambre y me tenía que preparar la comida y la ropa para el otro día porque hablabas y hablabas de las babosadas de siempre!
- ¿Babosadas? - preguntó ella indignada ¿?Babosadas? ?A ti te parece que hablar de su preocupación y miedo por el nódulo en el pecho eran babosadas? Has sido y sigues siendo un insensible, un egoísta.. ¿ ?Cómo puedo seguir esperando algo de ti? ¡ ?Nada, nunca has comprendido nada. No sé por qué sigo contigo, todavía…!
- ¡Separémonos de una vez y basta! - dijo él gritando. La mujer hizo un intento de levantarse de su silla pero, al fin, se quedó. Algunas personas se dieron vuelta y yo miré hacia mi plato. Sentía vergüenza ajena. El tal Guillermo miró de reojo y encendió un cigarro, guardó el paquete, lo volvió a sacar e invitó a su mujer quien dijo no con la cabeza.
- ¿Qué quieres que entienda? - continuó - ? ¿ quieres empezar a estudiar a los 35 años en vez de ocuparte de la casa, de los niños y de mí… DE MÍ? Ya te pasó tu cuarto de hora… déjame de chingar…
Lamentablemente, me tenía que ir. Jamás sabré el nombre de ella.
Lo que sí sé es que este fragmento de pelea representa un modelo ampliamente difundido del actual vínculo de pareja.
Tanto ella como Guillermo mencionaron algo que me llamó la atención hasta el punto que se ha transformado en una pregunta que disparó otras y que dieron origen a este artículo. Les recuerdo qué dijeron. En un momento ella expresó:
“No sé por qué sigo contigo…”
Y él respondió:
“Separémonos de una vez y basta…”
Aquellas dos declaraciones me motivaron lo suficiente como para plantearme algunas interrogantes:
¿Por qué razón tantas parejas conflictivas siguen juntas?
¿?Creerán, realmente, que la vida en pareja es puro pleito?
¿No se habrán cuestionado alguna vez si no hay otro modo de vivir?
¿Todos los modelos de pareja que han tenido serán iguales?
Los modelos de parejas de padres que prefirieron vivir juntos aunque ya no existiera el amor, solo por no dañar a los hijos. De la religión que nos dice “Hasta que la muerte nos separe” aunque la vida sea un tormento o el miedo a las críticas de la temible sociedad, que castiga con indiferencia a quienes se salen de lo establecido, hace que vivamos una relación de pareja tormentosa, siempre he dicho que el amor no dura para siempre, que la costumbre es más fuerte que el amor y las conveniencias sociales, económicas y religiosas hacen que vivamos junto a la persona ya no amada. No tenemos el valor de decir, ¡Ya basta!, ¡separémonos de una vez!.
Si una pareja se acerca a Psicoterapia, llega en busca de dos cosas o aceptamos al otro tal y cual es, sin querer cambiar su forma de ser, sin hacerlo esclavo de nuestros caprichos y reconstruimos aquel amor que un día nos unió o buscamos la separación pacífica que nos permita pasar de amante a amigos, recordando que nunca dejaremos de ser padres, cumpliendo así nuestras responsabilidades para con los hijos, crean me, un hijo sufre más viviendo con padres tormentosos que en un hogar desintegrado…
Espero esto haga reflexionar a muchas parejas tormentosas para que busquen ayuda y se permitan recuperar el amor perdido o distorsionado que un día disfrutaron o encuentren la pacífica separación que les permita vivir felices y sin daño.
Lic. Adán Villeda
Psicólogo Clínico